El proceso de pérdida de biodiversidad se desarrolla a pequeña escala y muchas veces se hace imperceptible. Además, sus consecuencias se sufren con cierto retraso. Por ello, muchas prestaciones esenciales se pierden antes de que la sociedad sea consciente y pueda reaccionar.
La economía debe valorar a la naturaleza en su real medida e incluirla entre los principales indicadores económicos mundiales. El hombre es el resultado de una evolución de más de 3.000 millones de años y no existiría de no ser por esa multitud de formas de vida y el equilibro natural.
miércoles, 26 de mayo de 2010
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